Cómo crear una rutina de ejercicio realista que sí disfrutes
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Olvida la idea de que tienes que ir al gimnasio 6 veces por semana o correr maratones para estar “en forma”. Si has intentado crear una rutina de ejercicio y no la sostuviste, no es porque fallaste: es porque esa rutina no era para ti.
El secreto está en crear una relación amable, flexible y realista con el movimiento. Una que se adapte a tu energía, tiempo y emociones.
1. Cambia el enfoque: moverse es cuidar, no castigar
Ejercitarte no es “compensar” lo que comiste ni moldear tu cuerpo para cumplir estándares externos. Es una forma de reconectar con tu cuerpo, liberar tensiones y ganar energía. Cuando cambia la intención, cambia la experiencia.
🧠 Pregunta guía: ¿Qué tipo de movimiento me hace sentir más presente y vivo/a?
2. Crea bloques flexibles, no horarios rígidos
Las rutinas estrictas suelen fracasar porque no consideran tus días reales. En lugar de imponer horarios exactos, trabaja con bloques flexibles como:
- Bloque de Mañana (10-20 min): Estiramientos suaves, movilidad articular, caminar mientras escuchas música.
- Bloque de Tarde (20-30 min): Sesión corta de fuerza, clase de baile en YouTube, yoga dinámico.
- Bloque de Noche (5-10 min): Respiración en movimiento, yoga restaurativo o liberar tensión acumulada.
Elige uno por día. No necesitas hacerlo todo.
3. Usa el método “2 de 3”: cuerpo, emoción, mente
Antes de entrenar, pregúntate:
- ¿Mi cuerpo tiene energía?
- ¿Mi estado emocional está estable?
- ¿Mi mente puede enfocarse?
Si al menos 2 de 3 están en equilibrio, hazlo. Si no, elige otro tipo de autocuidado: descanso, caminata suave, o silencio.
4. Construye el hábito desde el placer
Para que una rutina se mantenga, tiene que sentirse posible y satisfactoria. Puedes:
- Crear una playlist solo para moverte.
- Usar ropa cómoda y que te guste.
- Entrenar en espacios que te inspiren.
- Asociar movimiento con recompensas positivas (como una ducha relajante o un té favorito después).
5. Registra sensaciones, no solo resultados
Cambia el enfoque de cuánto hiciste a cómo te sentiste:
- ¿Liberaste tensión?
- ¿Mejoró tu estado de ánimo?
- ¿Dormiste mejor esa noche?
Esto construye una relación emocional positiva con el movimiento.